Sin anestesia: El revolcón de la salud
La venta de la EPS más grande del país, Cafesalud, implica una revolución en la estructura del sistema de salud colombiano, de la que pocos se han dado cuenta. ¿La operación servirá para sacar adelante a uno de los más importantes sectores de la economía nacional? Debate.
Pocos han dimensionado lo que ocurrió el pasado 24 de mayo, cuando un consorcio de Instituciones Prestadoras de Salud (IPS) de mucha historia en Colombia adquirió por $1,45 billones la EPS Cafesalud y la red de Esimed, que cuenta con cerca de 3.300 camas hospitalarias en todo el país.
Muchos coinciden en señalar que es uno de los negocios del año, no solo por el monto y la estructura financiera de la operación, sino por las implicaciones para el futuro del sistema de salud: la meta del Gobierno era impedir que la estantería se viniera abajo, amenazando la atención de por lo menos 6 millones de usuarios. A pesar del optimismo, es claro que todavía hay mucho en juego y hay demasiadas dudas sobre el cierre de esta operación.
Desde el punto de vista empresarial y económico, lo que ocurrió ese día fue una verdadera revolución. El giro radical consistió en que la propiedad de la principal EPS del país pasó a manos de un grupo de IPS; es decir, hospitales, clínicas y otras instituciones que prestan servicios de salud. Hasta el momento la usanza era que las aseguradoras (EPS) fueran dueñas de estos centros de atención. Esa fue una cirugía prácticamente sin anestesia y por eso algunos ya han levantado su voz de protesta frente al nuevo estado de cosas y otros insisten en que la transacción deja muchos interrogantes.
Prestasalud es el consorcio ganador, conformado por instituciones reunidas en 8 grupos. Allí están, entre otros, el Grupo San José, la Clínica del Norte de Barranquilla, la Clínica Cardiovascular del Niño de Soacha y la Clínica Medilaser de Neiva.
Varios medios de comunicación han puesto en tela de juicio los antecedentes de algunas personas vinculadas con parte de estas empresas e, incluso, sus relaciones con Carlos Palacino, expresidente de Saludcoop. Las autoridades deben dar razón sobre esa situación, para dejar tranquilo al país sobre lo que ocurre con estos casos en particular.
Pero las preguntas sobre las variables empresariales y económicas son más. Por ejemplo, la Procuraduría señaló la falta de claridad sobre lo que compró el consorcio ganador y cuál será el futuro de las obligaciones de la actual EPS (ver recuadro Así fue el negocio). En este frente, tanto la liquidadora, Ángela María Echeverri, como el Gobierno deben seguir resolviendo las dudas.
El principal asunto es cómo van a pagar estas IPS lo que tienen que poner para cerrar el negocio, pues si bien es claro que en los últimos años estas compañías han dejado utilidades, también es evidente que tienen un alto nivel de cartera por cobrar. A eso se le suman los asuntos de gobierno corporativo, pues poner de acuerdo a tantas instituciones con intereses tan diversos va a ser toda una odisea. Los actores del proceso están en la necesidad de dar claridad para impedir malos entendidos sobre un tema sensible para el futuro del país.
Los cambios
Entremos en materia. La primera señal de cambio está dada en que este grupo de instituciones prestadoras de salud cuenta con el músculo suficiente para conseguir la millonaria suma con la que se harán a la EPS más grande del país y su grupo de instituciones reunidas en Esimed.
Articulo tomado de Dinero.
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